Allá abajo van cruzándose
los pasos y no los ojos, evadiendo la sinceridad que brota desde dentro para
que se escuche por fin un grito de no esperanza, para que alguien empezara con
la historia y luego todos pudiéramos revelarnos... revelarnos! Si yo estoy aquí
mirando, como Dios está, claro que Dios no está en un segundo piso.
Me siento superior por
cuatro metros de más sabiendo que a mis espaldas los rascacielos se ríen en mi
cara con sus miles y miles de ojos de vidrio que no se mueven sino que me miran
fijamente y desesperan mi ánimo. La vergüenza que siento de no estar dentro de
un monstruo esperando que escupa dinero de su tercera cabeza para que yo pueda
vivir, es inimaginable. De repente quisiera que los teléfonos no existieran
para que yo no tuviera que estar aquí, esperando una llamada que me prometieron
con los dedos cruzados, sino que deberíamos ser más primitivos, más nobles,
recordar que no podemos comunicarnos sino que podemos sobrevivir. ¡Vaya! ¡ya
empecé otra vez con mis utopías! Pero claro, si sólo fuéramos como animales,
que por instinto saben qué tienen que hacer, cómo deben comer y vivir, nadie
les ordena, sólo lo saben... mientras que recibo el correo pienso que puedo
preguntarle cómo consiguió ese empleo, que me explique a dónde ir y con quién
hablar, pero claro, no tengo la valentía para hacerlo. Bueno, he de aceptar que
mi misión en la vida es ser un espectador, un gran inventor de vidas, cuando te
veo pasar por la calle te dejo dentro de una historia maravillosa, porque es
falsa.
Bueno, por fin me sumerjo
en las calles coloreadas de gris, y ¿qué es lo que veo? Que a mí nadie me evade,
es más, se detienen a mirarme, la gente que se cruza conmigo me mira dando
vuelta a su cabeza si es necesario; debe ser porque les extraña ver a alguien
tan vano como a mí, alguien que les roba el aire y que está únicamente ocupando
un espacio que no le pertenece, alguien que no tiene un traje o un uniforme,
que con canas ya, no tiene un auto ni una familia a quien mantener. Sólo soy
yo, espacio vacío dentro del mundo de espacios verdaderos.
(2004)
No hay comentarios:
Publicar un comentario